Así era el extraño planeta arbolado de la era de los dinosaurios
El mapa forestal del mundo remoto muestra un cambio de vegetación y clima
El mundo perdido de los dinosaurios estaba dominado, sobre todo los
tórridos trópicos, por bosques de araucarias (un tipo de árbol ahora
considerado fósil viviente), cipreses en las latitudes medias y pinos
alrededor del polo Norte. Pero el planeta cambió y, antes de que se
extinguieran aquellos animales que habían dominado la Tierra, se
extendieron los árboles del tipo del magnolio, es decir, árboles con
flores. Unos investigadores han logrado hacer un mapa forestal de todo
el planeta tal y como era hace unos 100 millones de años, con un
calentamiento climático importante, una concentración de CO2 en la
atmósfera tres veces superior a la actual y una distribución de los
continentes que cuesta un poco reconocer. Aquel mundo resultaría muy
extraño y no solo por la fauna, por los dinosaurios. La temperatura
media era de unos 10 grados centígrados superior a la actual.
“El clima de la Tierra era muy cálido hace 100 millones de años y
los bosques se extendían en un continuo entre los polos Norte y Sur; lo
que hemos hecho en este estudio es el primer mapa realista de aquellos
bosques”, ha explicado a EL PAÍS Howard Falcon-Lang, investigador de la
Universidad de Londres y coautor del trabajo, junto con su estudiante de
doctorado Emiliano Peralta-Medina. “Justo antes de la desaparición de
los dinosaurios la composición de los bosques cambió y pasaron de estar
dominados por las coníferas a estarlo por los árboles con flores”,
añade. “La verdad es que el entorno cambió y se extendieron los árboles
con flores llenando el mundo por primera vez de color y de olor”.
El destino de los que habían sido los dominadores del planeta no es
el objetivo de esta investigación, publicada en la revista Geology (de
la Sociedad Geológica Americana, EE UU), pero es útil para conocer mejor
“los hábitats en los que vivieron y su distribución y ecología”, añade
el investigador británico por correo electrónico.
“Este mapa puede ayudar a correlacionar las diversas formas de
dinosaurios y la diferenciación latitudinal de los bosques; sabemos que
hay cambios en la fauna de dinosaurios herbívoros en ese periodo —que
son los que mejor conocemos— y, probablemente, están relacionados con
este cambio botánico”, añade el paleontólogo español y experto en
dinosaurios José Luis Sanz, de la Universidad Autónoma de Madrid.
Además de estudiar la distribución planetaria de los árboles
(analizando datos de restos fósiles leñosos de 2.238 registros de 497
localidades en 73 países), Falcon-Lang y Peralta-Medina han estudiado
los anillos de aquellos árboles del pasado para conocer su tasa de
crecimiento anual y han descubierto que en el Cretácico (hace entre 145 y
65 millones de años) era casi el doble que la tasa de los árboles
actuales. Ese crecimiento era especialmente alto cerca de los polos.
“Algunos de los árboles fósiles de la Antártida tenían anillos de más de
dos milímetros de grosor, como media; esa tasa de crecimiento
normalmente solo se observa en los árboles que crecen en climas
templados y nos indica que, durante la era de los dinosaurios, las
regiones polares tenían un clima similar al británico de hoy”, señala
Falcon-Lang.
La verdad es que gran parte de la tierra emergida entonces no estaba
donde está ahora, por eso el mapamundi de aquella época resulta
desconcertante. La deriva continental cambia las masas de tierra de
lugar y configuración a lo largo del tiempo y esto tiene mucho que ver
con el clima tórrido de aquella era cumbre de los dinosaurios. La
concentración de dióxido de carbono en la atmósfera era mil partes por
millón (ppm), frente a las 393 ppm actuales.
“Los niveles eran altos porque entonces se estaba abriendo el océano
Atlántico; había muchas erupciones volcánicas que emitían CO2 a la
atmósfera”, añade el investigador de la Universidad de Londres. “Como
consecuencia, el efecto invernadero y el calentamiento global eran
extremos”. Ahora, si la concentración de CO2 sigue aumentando de modo
imparable, se alcanzarán los niveles del Cretácico en menos de 250 años,
y entonces es posible que vuelvan los bosques a la Antártida, el
continente sin árboles, consideran los investigadores.
Falcon-Lang y Peralta-Medina recuerdan en su artículo resultados de
investigaciones previas: en aquel mundo cálido los casquetes polares
estaban en su mínimo tamaño; los bosques templados se extendían hacia
los polos y el ciclo hidrológico del planeta estaba acelerado. Lo que
ellos se han planteado en su trabajo es conocer los patrones de
distribución de bosques en la Tierra y el impacto de la propagación de
las plantas con flores (angiospermas), y averiguar hasta qué punto
quedaron establecidos entonces los patrones geobiológicos modernos.
Las coníferas (araucarias, podocarpos, cipreses y pinoides) que
habían sido dominantes empezaron a declinar durante el final del
Cretácico sufriendo una drástica reducción, sobre todo las araucarias;
paralelamente a la extensión de las plantas con flores, que pasaron de
un 32% a un 78% del total.
¿Tendría esto que ver con la desaparición de los dinosaurios? “Este
cambio de las coníferas a los árboles con flores sucedió justo antes de
la extinción de los dinosaurios, unos 15 millones de años antes, pero es
posible que el cambio en los hábitats forestales tuviera alguna
relación con la extinción”, apunta Falcon-Lang.
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