“Hablé de todo con mi madre menos de cómo quería morir”
DESAYUNO CON... ELLEN GOODMAN
La periodista es cofundadora de un proyecto para ayudar a las personas a expresar sus deseos relacionados con la etapa final de la vida.
ELLEN GOODMAN |
Cómo le gustaría a Ellen Goodman acabar su vida? “En paz, rodeada de
la gente que quiero y no en la UCI, no quiero morir enchufada a una
máquina. Afrontar tu propia mortalidad es duro, es duro cuando eres
joven, pero también cuando te haces mayor. Yo tengo 72 años. Hablé de
todo con mi madre, de todos los problemas, excepto de una cosa: cómo
quería vivir al final de su vida”.
Ellen Goodman (Newton, Massachusetts, 1941) perdió a su madre en 2006
y antes a su hijastro, que se inmoló en una manifestación contra la
guerra del Golfo, en 1991. Goodman ya ha hablado con su hija y le ha
explicado cómo quiere morir. La periodista, ganadora del Pulitzer en
1980, es cofundadora del proyecto La Conversación, una iniciativa nacida
en 2010 en Estados Unidos para ayudar a las personas a expresar sus
deseos relacionados con la etapa final de la vida. “Si fuimos capaces de
cambiar la forma de nacer, también lo podemos hacer con la manera de
morir”.
Goodman saca cifras, todas ellas recogidas en la web del proyecto,
que incluye documentación en inglés y en español para afrontar este
debate. El 82% de las personas, según la encuesta que maneja, afirman
que les gustaría dejar por escrito sus deseos; solo un 23% lo hace. “En
el proyecto solemos decir: es muy pronto hasta que es muy tarde. Hay que
tener estas conversaciones antes, y por supuesto con tus padres. Ellos
han tenido muchas experiencias de pérdidas, buenas muertes y otras muy
duras. Una de las formas de empezar la conversación es pedirles ayuda:
‘Mamá, necesito tu ayuda. Igual tendré que tomar decisiones por ti un
día y necesito saber qué quieres”.
Goodman es una mujer madura que sabe aprovechar minuto a minuto su
vida. Su primer trabajo fue en Newsweek. En 1975 aterrizó como reportera
en Detroit Free Press y, en 1967, en el Boston Globe, donde comenzó su
propia columna siete años más tarde (1974). Se ha pasado más de media
vida opinando de todo y de todos, pero ahora dice que no lo echa de
menos. “La vida es larga para probar cosas nuevas”. Lleva tres años
disfrutando de no tener que escribir dos veces a la semana una columna.
Ahora, sobre todo, conversa. Y pregunta mucho. Se interesa por la
consulta soberanista en Cataluña. “¿Pero pueden hacer eso bajo el amparo
de la Constitución?”, comenta con una tímida sonrisa mientras trocea
con los dedos un cruasán.
Ella ve el periodismo dividido en dos: los que cuentan qué pasa y los
que explican lo que significa lo que pasa. Siempre se ha mantenido en
el segundo grupo: “Ahora lo que significa es más importante que nunca
por la rapidez de la información”. Reconoce la dificultad que vive su
gremio: “La buena noticia es que si quieres trabajar existen tantas
plataformas… puedes escribir donde quieras. La mala es que es difícil
encontrar trabajo, bien pagado, con estabilidad… Y cuando lo encuentras
es para trabajar 24 horas los siete días de la semana”. Goodman defiende
lo importante que es tener tiempo para pensar: “Cuando estás
constantemente reaccionando… cuando te conviertes en un proveedor de
contenido —¡perdón!, ironiza—, cuando eres algo así, es muy difícil
tener la oportunidad de pensar”.
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