¿Qué lleva a un deportista de éxito a plantearse el suicidio?
- Según la psiquiatra Carrier, el deportista 'pervierte su relación con la muerte'
- El CIO pide un seguimiento psicológico de los atletas a las federaciones
El suicidio del entrenador de la selección de fútbol de Gales, Gary
Speed, reitera que los atletas no son inmunes al sufrimiento psicológico
y, a veces, son víctimas de la práctica del alto nivel y sus
derivaciones.
Gary Speed, encontrado ahorcado en su casa el domingo; el francés
Pierre Quinon, campeón olímpico de salto con pértiga en 1984, que
desapareció este verano; Robert Enke, portero internacional alemán que
se suicidó hace dos años ... Los suicidios de estos campeones colisionan
invariablemente con quienes asocian el deporte con virtudes sanitarias y
a los deportistas con una imagen indestructible, mientras dan la razón a
quienes atribuyen a la competición efectos generadores de ansiedad o
incluso de depresión.
"La prevalencia de problemas psicológicos es inferior, en los
deportistas, que en la población: menos de un 1% de casos de depresión
profunda contra 2,6%", explica Karine Schaal, investigadora del
Instituto de Investigación Médica y epidemiología del deportes,
directora de un estudio sobre 2.000 deportistas. Activos.
La adicción y la depresión
Psiquiatra reconocida en el ámbito del deporte, Claire Carrier tiene
una visión menos cuantitativa. "Cuando uno es deportista de elite,
tienes que matar el cuerpo natural para dar paso al cuerpo atlético.
Esto pervierte la relación con la muerte", dice ella. "Después de una
carrera profesional, el cuerpo atlético ya no sirve para nada. Reactivar
su cuerpo natural, una vez que su imagen está irreversiblemente
destruida, es una apuesta imposible".
Trastornos del comportamiento (anorexia), adicciones (drogadicción,
dopaje) y los comportamientos suicidas encuentran su sitio en esta
relación errónea con el cuerpo, herramienta de trabajo. Un hecho
demostrado por el famoso estudio del profesor William Lowenstein, que
establecía la excesiva representación de deportistas de alto nivel entre
la población de toxicómanos.
El doctor Jean-Christophe Seznec, ex psicólogo en las selecciones
francesas de ciclismo, insiste de igual manera sobre los peligros que
acechan después de la retirada. "El reto para el hombre es aprender a
ser. Al final de una trayectoria deportiva se enfrenta a las mismas
cuestiones existenciales sin haber superado las mismas etapas que los
demás".
El seguimiento psicológico de la ley
"Hay que imaginarse la violencia del cambio. Has trabajado durante
años por un objetivo, con un entorno abnegado y omnipresente... ¿Y en
qué te conviertes? ¿Portero de estadio, monitor de natación. Muchos
deportistas se dicen: 'Antes, todo el mundo me reconocía', continúa el
psiquiatra, que señala una "fragilidad narciso-depresiva de los
deportistas, que compensan su dificultad para 'ser' haciendo cosas".
Tras haber sido mucho tiempo tabú, el equilibrio psicológico del
deportista de alto nivel se ha convertido en una preocupación. En
Francia, la ley 2006 introdujo lo obligación de un seguimiento médico
que comprende un chequeo psicológico bianual.
En el plano internacional, el Comité Internacional Olímpico (CIO) se
interesa de los problemas psicológicos en el deporte dese hace una
decena de años. "Se trabaja contra corriente sobre todos los factores
que provocan estos problemas", indica el doctor Patrick Schamasch,
director de la Comisión Médica. "Después establecemos consensos sobre
asuntos como el comportamiento alimentario, la imagen corporal, el
entorno, la vida después de la retirada y emitimos nuestras
recomendaciones a las federaciones".
Le corresponde entonces a cada entidad, federación o comité olímpico
nacional establecer un seguimiento. Un monitoreo desigual, a menudo
guiado por personal sin formación adecuada. Un seguimiento que se centra
en los deportistas en activo y deja a los 'ex' con sus demonios.
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