Somos (casi) iguales
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REPORTAJE: Vida&Artes
Mujeres y hombres tienen distinta anatomía cerebral, pero igual inteligencia - Los últimos estudios científicos reflejan pequeñas diferencias en lenguaje o procesamiento espacial.
MALEN RUIZ DE ELVIRA 06/01/2011
En todos los idiomas hay palabras diferentes para nombrar el hombre y
la mujer, pero no es habitual pararse a pensar en algo que parece tan
obvio. Claro que si se relaciona esta dualidad de género en el lenguaje
con que la mayor diferencia que se ha constatado entre hombres y mujeres
es su sentido de la identidad sexual.
En todos los idiomas hay palabras diferentes para nombrar el hombre y
la mujer, pero no es habitual pararse a pensar en algo que parece tan
obvio. Claro que si se relaciona esta dualidad de género en el lenguaje
con que la mayor diferencia que se ha constatado entre hombres y mujeres
es su sentido de la identidad sexual, que a su vez se relaciona con
mecanismos neurológicos que dan lugar a comportamientos distintos en los
dos sexos, ya el tema llama más la atención. Y si estas diferencias se
relacionan con la inteligencia, suele surgir directamente la polémica.
Los neurocientíficos y neuropsicólogos están detallando, sobre todo
mediante estudios de imagen, los parámetros cerebrales relacionados con
la inteligencia y otros aspectos del conocimiento humano y están de
acuerdo en que se han puesto de relieve desigualdades en el cerebro
entre hombre y mujer, así como posiblemente formas distintas de utilizar
el cerebro por parte de cada uno de los sexos. La polémica suele
originarse, aseguran, porque el público tiene una información incompleta
o sesgada de estos hallazgos, que se suelen trivializar o
instrumentalizar de forma inadecuada.
"Que las diferencias anatómicas tengan una repercusión funcional en
la capacidad intelectual no está nada claro", resume Roberto Colom,
catedrático de Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid. "En
general, no hay diferencia en promedio entre sexos en lo que es el
núcleo duro de la capacidad intelectual, pero se puede encontrar una
diferencia menor en algún tipo de capacidad específica".
Ejemplos: las mujeres son mejores, de media, en las facetas del
lenguaje, sobre todo respecto al habla, y los hombres en el
procesamiento espacial (por ejemplo, rotar objetos con el pensamiento).
"La ciencia muestra claramente que no existe diferencia en la
inteligencia general entre el hombre y la mujer", concuerda el experto
estadounidense Richard Haier, quien advierte sobre cómo interpretar las
desigualdades detectadas en capacidades específicas: "Son disparidades
respecto a la media y eso no se comprende bien y hay que destacarlo".
"No quiere decir que las mujeres no puedan rotar mentalmente y hay
muchas mujeres que lo hacen mejor que muchos hombres, pero hay más
hombres que lo pueden hacen mucho mejor", detalla Haier con paciencia.
"Se sorprendería de cuanta gente no entiende esto", remacha.
Un recurso para entenderlo es el ejemplo de la altura. Como media,
los hombres son más altos que las mujeres, pero hay muchas mujeres que
son más altas que muchos hombres. Existe un solape, al igual que en las
habilidades mentales hay un solape considerable entre hombres y mujeres,
incluso cuando se encuentra una pequeña desigualdad en la media.
A la altura recurrió curiosamente también Melissa Hines, de la
Universidad de Cambridge, para cuantificar las desigualdades entre
sexos, en un reciente congreso sobre el tema, de la Organización Europea
de Biología Molecular (EMBO) en Heidelberg. Si la diferencia de altura
media se representa por un 2, la identidad sexual básica (considerarse
hombre o mujer) es mucho mayor (11), seguida de la orientación sexual
(6) y el comportamiento infantil en el juego (2,7). Por debajo están la
agresión física, la personalidad definida por medidas de dominancia y
empatía, y en el escalón inferior está lo relacionado con la capacidad
cognitiva. La diferencia en fluencia verbal se representa por un 0,3
mientras que la de rotaciones mentales por un 0,9.
Así que las diferencias cognitivas son pequeñas, menores que las que
se dan en el comportamiento en el juego, en plena fase de desarrollo
(los niños prefieren los balones y las niñas las muñecas, por
simplificar). Esta distinción, a pesar de las directrices actuales de
igualdad, sigue apareciendo en los experimentos como factor en el
desarrollo de género. Hines las ha estudiado incluso en monos, y los
machos se inclinaban por juguetes diferentes y más "de niños" que los
escogidos preferentemente por las hembras.
Las matemáticas y las carreras científicas en general son otro tema de debate.
"Es bien conocido que existen más hombres que mujeres en algunas
áreas científicas, es verdad en física, ingeniería y matemáticas",
recuerda Haier. "La razón es objeto de polémica. Hay datos que sugieren
que hay más hombres en la cumbre de la habilidad matemática, de la
representación espacial. Estas son habilidades importantes para estas
especialidades. No quiere decir que las mujeres no puedan hacerlo, y hay
mujeres que son iguales de buenas, pero parece que hay menos mujeres".
Donald Pfaff, de la Universidad Rockefeller (EE UU), estuvo de
acuerdo en el congreso de Heidelberg: "En las culturas en las que hay
prácticamente igualdad de género no hay diferencias en la media, solo se
detectan en el extremo superior, en personas de gran habilidad
matemática". Pfaff señala que los experimentos indican que en el
desarrollo de estas habilidades influyen tanto los genes como las
hormonas y el ambiente, especialmente en el periodo neonatal y en la
pubertad.
Los datos se pueden interpretar de muchas maneras y los especialistas
en este tema están acostumbrados a que sus conclusiones y sus hipótesis
produzcan polémica. Un ejemplo se refiere a la relación entre
habilidades mentales y vocación. De las chicas que son muy buenas en
matemáticas, dicen, muchas se convierten en médicos, no en matemáticas o
ingenieras. La hipótesis, no aceptada generalmente, es que las mujeres
prefieren trabajos en los que se relacionan con gente, mientras que los
hombres prefieren relacionarse con cosas.
Colom ha revisado, junto a una colega, casi todo lo que se ha hecho
en el mundo respecto a rasgos de personalidad en hombres y mujeres y
encontró una única diferencia, en general: "Los chicos tienen tendencia a
una mayor instrumentalidad y las chicas a una mayor expresividad",
resume. Dicho de otra manera, los hombres tienden más a poner su
personalidad, su forma de ser, al servicio de un objetivo, mientras que
las mujeres dan más valor a la expresión de emociones, a la
comunicación, por su propio valor más que por servir para un objetivo.
¿Y la agresividad? Está incluida en la instrumentalidad. El varón
tendería a utilizar más la agresividad, y también la dominancia, como
medio hacia un objetivo.
Relacionar las diferencias físicas con las diferencias en la
capacidad cognitiva, normalmente, para minusvalorar a las mujeres, tiene
una larga historia, y la escritora y científica Cordelia Fine se
muestra muy crítica con casi todas las teorías modernas en su reciente
libro Delusions of Gender. Para Fine, lo que existe es neurosexismo, más
que datos de verdad, porque el tema es tan complejo como fascinante.
Pero la disparidad anatómica está ahí. "En el nivel anatómico hay
diferencias muy sustanciales entre chicos y chicas. Esto lo saben muy
bien los médicos, cuando ven el efecto distinto de los medicamentos en
los dos sexos" explica Colom. "Los hombres tienen más asimetría
hemisférica, hay una división más acusada de funciones, el hemisferio
izquierdo y el derecho están más separados a nivel funcional que en las
mujeres", añade. "En las mujeres hay mayor comunicación entre ambos
hemisferios, son más flexibles". Esto explica que un traumatismo o
derrame cerebral afecta más a ellos que a ellas.
Por eso, el estudio de estas diferencias anatómicas y de sus
repercusiones funcionales puede resultar muy importante para estudiar la
progresión de enfermedades neurológicas y la rehabilitación tras daños
cerebrales. Pero también están los temas no médicos, como comprender
cómo surgen las vocaciones, la optimización de estrategias educativas
para los estudiantes y muchos más.
"La utilidad específica de estudiar diferencias por sexo en capacidad
intelectual, personalidad, emociones y demás es: primero, ganar
conocimiento y, si puede ser contrastable, mejor, y segundo, contribuir a
que se comprendan mejor fenómenos como el del maltrato. ¿Por qué sucede
en España esto, que es ya un mal endémico? A lo mejor no lo estamos
haciendo bien", reflexiona Colom.
"Estudiar las diferencias entre sexos es importante, pero no para
saber por qué los hombres no preguntan las direcciones ni por qué las
mujeres compran de forma totalmente diferente, sino para investigar si
existen dos arquitecturas cerebrales básicamente distintas", dice Haier.
En los estudios de inteligencia por imagen cerebral se ha investigado
la relación entre la cantidad de materia gris en diferentes partes del
cerebro y la inteligencia, así como si aumenta el espesor de la materia
gris con el aprendizaje, ya que las técnicas actuales permiten detectar
diferencias de fracciones de milímetro.
En un estudio se quería saber si cuando hay más materia gris se
obtiene mejor puntuación en el cociente intelectual (CI). Un estudio de
Haier hecho en 2004 sobre casi 50 personas (mitad hombre, mitad mujeres)
efectivamente encontró una relación directa en algunas áreas del
cerebro. "Esto fue muy emocionante, pero luego reanalizamos los datos
por separado para los hombres y las mujeres. Pensábamos no encontrar
diferencias por sexos para un mismo CI, pero sí las encontramos y fue
muy sorprendente".
Lo que encontraron es que en los hombres hay una relación más
estrecha entre la materia gris en el lóbulo parietal y la inteligencia, y
en mujeres la relación es respecto al lóbulo frontal. Estos datos
sugieren que hombres y mujeres tienen arquitecturas cerebrales
diferentes aunque muestren el mismo CI, lo que indica que consiguen lo
mismo por redes cerebrales distintas.
Colom es escéptico respecto a que las desemejanzas halladas tengan
una repercusión funcional. "Yo diría que no", dice. "Los estudios que
hay no son los adecuados, no se hacen todavía sobre una muestra de la
población general, aunque se harán y entonces lo sabremos
"Si esto es verdad, aunque no estamos seguros de que lo sea",
reconoce Haier, "es importante saberlo para dirigir, por ejemplo, la
rehabilitación tras los daños cerebrales".
Definición provisional de la inteligencia
La definición de inteligencia consensuada por la comunidad científica
es muy sencilla, explica Roberto Colom, catedrático de Psicología: "Es
la capacidad de razonar, resolver problemas y aprender". Lo importante
del concepto es que integra muchas cosas diferentes y tiene un carácter
general.
Definir (y medir) la inteligencia es objeto de debate todavía, pero
los especialistas relativizan su importancia, ya que, dicen, en
cualquier campo de la ciencia la definición siempre es provisional,
mientras aumenta el conocimiento a través de la investigación. En
general, la medida de la inteligencia es el reflejo de diferencias
individuales en el aprendizaje y en la memoria, dice el experto
estadounidense Richard Haier, para quien "se puede progresar en la
investigación sin una definición precisa de inteligencia, como pasa en
genética sin la definición de gen, o en el estudio de la vida, que no la
tiene. Siempre cambian las definiciones".
En los experimentos de estimulación intelectual, las áreas en las que
se observa un aumento de materia gris son las relacionadas con
funciones básicas: el aprendizaje, la memoria, la atención.
Lo que pasa es que hay diferentes tipos de habilidad intelectual,
existe una inteligencia general y otras más específicas, como la
relacionada con la rotación mental en tres dimensiones de un objeto, que
no es lo mismo que la acumulación de saber que tiene un erudito. Y
además, existen personas que tienen la habilidad de recordar secuencias
de miles de números y esta habilidad va a menudo acompañada de retraso
mental en otros aspectos.
Pero no se puede olvidar, dice Colom, que no hay dos cerebros
iguales. La variabilidad en los cerebros humanos es un problema que
complica los estudios en neurociencia, ya que para comparar hay que
buscar una media, una referencia, y esta es muy difícil de establecer.
Ni siquiera los cerebros de los gemelos univitelinos son idénticos.
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