¿Y si para adelgazar y estar saludable solo hubiera que prestar atención?
Atención, se come.
Natalia Martín Cantero* 16 de noviembre de 2011
Unir dieta y meditación es lo que propone Savor,
escrito a cuatro manos por un maestro zen y una nutricionista de Harvard. El
mensaje se resume así: si estás atento, comerás menos y te sentará mejor.
Se han escrito miles de libros y artículos sobre la
pérdida de peso. Desde la Atkins hasta la Dukan, las
dietas se van sucediendo, dependiendo de la moda del momento, con desigual
éxito. Lo sabemos todo (o casi todo) sobre las calorías y nutrientes que
contiene cada alimento, los carbohidratos, los diferentes tipos de grasas, las
porciones… Y, sin embargo, el incremento de la obesidad en España y otros
países del mundo desarrollado deja claro que estas aproximaciones no sirven.
Algo no funciona. Los fundamentos científicos sobre lo que es o no
saludable ya los tenemos. Pero el truco bien podría estar en el cómo comer, y
no sólo en el qué. Como señala Kathy McManus, directora del departamento de
nutrición del Brigham and Women's Hospital, “ahora necesitamos aprender a cómo
comer”.
Saborear: percibir detenidamente y con deleite el sabor de lo
que se come o se bebe. En esta definición de la RAE se basa Savor (sin
traducción al español por el momento), escrito por Thich Nhat Hanh (seguramente
el maestro budista más conocido en el mundo por detrás del Dalai Lama) y la
doctora Lilian Cheung, del Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud
Pública de la Universidad de Harvard.
El libro lleva mucho más allá las recomendaciones
tradicionales para alimentarse y hacer ejercicio. Nos pide que observemos
con más atención el cuerpo, los sentimientos y la mente, y comprobemos cómo
estos están íntimamente relacionados con los hábitos físicos y de alimentación.
En su larga carrera como nutricionista, Cheung estaba
acostumbrada a fijarse en los fundamentos científicos de cada cosa que nos
llevamos a la boca. Sin embargo, según explica el contacto con Thich Nhat Hanh
cambió su forma de hacer las cosas. “La filosofía budista describe los
nutrientes necesarios para la vida de forma más amplia. Este descubrimiento me
permitió percibir el eslabón perdido para conseguir un peso más saludable”, señala Cheung.
Thich Nhat Hanh nos recuerda que la paz y la felicidad
están siempre dentro de nosotros. Sólo tenemos que ser conscientes de ello. Y
esta paz dentro de nosotros nos nutre en formas que la comida no puede”, remata
Cheung.
Para la pediatra Jan Chocen Bays, autora de varios
libros sobre el tema, comer con conciencia es una manera de redescubrir una
de las cosas más placenteras que hacemos como seres humanos. “Si al comer
conectamos con nuestra propia experiencia y con la gente que cultivó, sirvió y
cocinó la comida, estaremos más satisfechos, incluso si la comida es escasa.
Este es el regalo de una comida con conciencia: restaura nuestro sentimiento de
satisfacción sin importar lo que estemos comiendo”.
Chocen Bays suele hablar no de una, sino de siete
“hambres”. El del ojo
(“mmm, qué buena pinta tiene ese pastel”); el del corazón (“ese pastel me
recuerda al que cocinaba mi abuela”); el de la mente (“no debería comer ese
pastel. Tengo que adelgazar tres kilos…”). Y así sucesivamente. Se trata, en
resumidas cuentas, de no dejar que la mente se aleje demasiado del cuerpo. Las
preguntas son sencillas, pero la puesta en práctica no tanto: ¿Por qué comes lo
que comes? ¿De qué forma lo haces y qué sientes después? ¿Cuál es tu actitud
frente a los alimentos? “Aunque el concepto de atención plena procede de las
enseñanzas budistas, cualquiera puede prestar atención a la hora de nutrir
nuestros cuerpos”, escribe Harvey Fineberg, presidente del Instituto de
Medicina de EEUU, en el prólogo del libro. “Todas las distracciones de la vida
cotidiana refuerzan la ingestión de comida de forma mecánica, y esto es un
factor importante de aumento de peso y obesidad”.
Diez pistas para una comida consciente en familia
1. Reserva un tiempo apropiado para compartir la
comida en familia.
2. Trabaja en equipo para preparar la comida y poner
la mesa.
3. Elige alimentos y bebidas saludables para tu cuerpo
y para el planeta.
4. Apaga la televisión, baja el sonido del móvil y
aparta el ordenador.
5. Cuando te sientes a la mesa, presta atención a la
respiración, a cada inhalación y cada exhalación, durante unos momentos.
6. No discutas. Permite que las comidas se conviertan
en un momento nutritivo a todos los niveles.
7. Cuando sirvas los platos y comas, observa los
sabores, colores, olores y texturas de los alimentos, y la reacción de tu mente
ante cada uno de ellos.
8. Come con moderación. Usa un plato pequeño y llénalo
una sola vez. Mastica concienzudamente y come despacio. Deja los cubiertos
sobre la mesa entre bocado y bocado.
9. No te saltes comidas. Si lo haces, después estarás
hambriento y te será más difícil vencer la tentación de ingerir cosas insanas.
10. Toma medidas que apoyen una vida saludable y
activa: no almacenes bebidas gaseosas o bollería y aperitivos. Limita el tiempo
de tele de tus hijos y el tuyo propio.
*Natalia Martín Cantero es periodista. Si quieres
ponerte en contacto con ella, escribe a natalia@vidasencilla.es
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