Música, emociones y neurociencia
- Entrevista de Eduard Punset con Stefan Koelsch, profesor de Psicología de la Música de la Freie Universität Berlin. Berlín, 8 de junio del 2011.
Somos criaturas musicales de forma innata desde lo más
profundo de nuestra naturaleza.
Stefan Koelsch
Eduard Punset:
El gran músico Stephan Koelsch, músico y psicólogo y
el mejor neurólogo, es el que nos ha puesto de manifiesto que nada influye
tanto, tiene un impacto tan trascendental sobre el cerebro, como la música.
Sabes, algunos de tus amigos me dicen que nada tiene
más impacto sobre el cerebro que la música en el sentido de que afecta la
memoria, incluso afecta el movimiento, las emociones, lo afecta prácticamente
todo. Quiero decir, ¿la música es tan importante o crees que no hay para tanto?
Mientras producen sonidos, los escuchan y los
coordinan con sus propios movimientos y con su propia producción de sonidos,
los que hacen música recuerdan lo que han producido antes, así como lo que
producirán después.
Stefan Koelsch:
Creo que es muy importante y que, de hecho, se le
podría dar la vuelta a la pregunta y plantearnos si hay alguna parte del
cerebro que no se vea influida por la música. Así pues, ¿qué está ocurriendo
en el cerebro de los que hacen música? Mientras producen sonidos, los
escuchan y los coordinan con sus propios movimientos y con su propia producción
de sonidos, recuerdan lo que han producido antes, así como lo que producirán
después. Quizás recuerden la canción, la letra… Se miran, se genera actividad
emocional. En general, cuando la gente compone música en común, se lo pasa
bien, disfruta estando con los demás, disfruta comunicándose con los otros y
todos esos procesos diferentes hacen que el cerebro humano se comprometa con
toda su riqueza y colorido, por decirlo de alguna manera.
Eduard Punset:
Este mundo de la música parece tan dirigido por las
emociones... Según parece, has llevado a cabo unos experimentos en Camerún. Lo
que intentaste demostrar en aquel experimento fue que la cultura, una cultura
concreta, no afectó las emociones inspiradas por la música, es decir, juntaste
un aborigen, un ingeniero muy sofisticado, procedentes de dos hemisferios del
mundo totalmente distintos y, sin embargo, reaccionaron igual.
Las emociones y la música
Stefan Koelsch:
Fue un estudio sobre el reconocimiento de las
emociones en la música. Uno de mis estudiantes de doctorado viajó al norte de
Camerún e hizo una investigación con personas que nunca habían escuchado música
occidental antes. Estas personas fueron capaces de decir: “esta pieza suena
bastante alegre, esta otra bastante triste y aquella bastante aterradora”.
Suponemos que es porque en la tradición musical occidental la música triste
imita la prosodia de una voz triste: tonos bajos que van disminuyendo el
timbre, por ejemplo, un tempo que no sea rápido, sólo pequeñas variaciones de
tono. Parece ser que cuando se codifica en forma de música, aunque nunca
hayamos escuchado dicha música antes, somos capaces de reconocer qué emoción
expresa la pieza en cuestión.
cuando se codifica en forma de música, aunque nunca
hayamos escuchado dicha música antes, somos capaces de reconocer qué emoción
expresa la pieza en cuestión
Eduard Punset:
Déjame que te haga otra pregunta. ¿Por qué cuando
estoy triste y me siento solo –algo que me ocurre muy raramente, pero a veces
puedo sentirme triste y solo– por qué la música me anima si es algo, sabes,
movido, “pam pam pam pam”? Y, en cambio, cuando estoy muy excitado, ¿por qué
pasa al revés, la otra música me calma? Quiero decir, ¿cómo puede ser que la
música te anime o, por el contrario, te tranquilice? No me parece demasiado
lógico.
Stefan Koelsch:
Eso nos muestra que, en primer lugar, la música tiene
esa capacidad de ayudarnos a cambiar nuestro estado de ánimo, si lo deseamos.
Desde la neurociencia sabemos que la música es muy poderosa a la hora de
activar cada una de nuestras estructuras emocionales en el cerebro. Cuando
llevamos a cabo experimentos neurocientíficos, vemos que podemos modular la
actividad en prácticamente cualquier estructura cerebral emocional gracias a
las emociones que despierta la música.
la música tiene esa capacidad de ayudarnos a cambiar
nuestro estado de ánimo, si lo deseamos
Esto significa que la música es capaz de evocar el
núcleo mismo, el núcleo de las estructuras cerebrales responsables y creadoras
de nuestro universo emocional, algo muy importante también para las terapias
donde podemos intentar aplicar la música para ayudar a aquellos pacientes que
padecen trastornos de sus estructuras cerebrales y que están relacionados con
las emociones, que tienen algo que ver con las emociones, no sólo la depresión
sino también el trastorno provocado por un estrés post-traumático, en parte
también los trastornos por ansiedad, los individuos que han padecido traumas a
causa de abusos u otras causas, por lo que tenemos un amplio horizonte a la
hora de aplicar de forma más sistemática y generalizada la música como terapia.
Los niños autistas
Eduard Punset:
He leído algo en alguno de tus artículos sobre los
niños autistas. Parece que escuchan o aprehenden la música igual que los niños
no autistas. ¿Es posible? Quiero decir, ¿sienten la música del mismo modo? ¿No
existe la diferencia que sí que encontramos en el caso del lenguaje o en su
capacidad para empatizar con otros o…?
podemos modular la actividad en prácticamente
cualquier estructura cerebral emocional gracias a las emociones que despierta
la música
Stefan Koelsch:
De momento es muy difícil contestar a tu pregunta
porque no tenemos suficientes estudios neurológicos sobre la relación entre
niños autistas y la música. Pero lo que sí sabemos es que los niños autistas
sienten un gran interés por la música y son propensos a componer música con
otros. En entornos terapéuticos también es cierto que resulta difícil
comunicarse con ellos a través del lenguaje, en cambio, es más fácil hacerlo a
través de la música.
Eduard Punset:
De la música.
Stefan Koelsch:
De hecho, algunos de nuestros estudios han probado que
la música puede comunicar información, no es algo que simplemente crean los
terapeutas de la música y que no tenga base científica. También estamos
determinando qué instrumentos musicales pueden fomentar la empatía y el
reconocimiento de las emociones; es algo que estamos probando con niños autistas
pero también dentro del currículum escolar de los niños en general porque es
una forma divertida de experimentar las emociones, de aprender a reconocer las
emociones y otras cosas, de encontrar nuevas formas de expresar las emociones,
de ampliar el vocabulario referente a las emociones.
El elemento social de la música
Eduard Punset:
Lo realmente fascinante es esa cohesión social que tú
señalas en la música, no es tanto una cuestión individual, como cree mucha
gente, sino que el impacto es social y une a la gente. Es algo tremendamente
social, ¿verdad?
La música despierta en nosotros todas esas funciones
sociales cuando la hacemos juntos
Stefan Koelsch:
Sí, y no sólo es cierto sino que creo que es una de
las cosas especiales que tiene la música, uno de los grandes poderes de la
música. La música despierta en nosotros todas esas funciones sociales cuando la
hacemos juntos. Como humanos, somos una especie social y no podríamos haber
sobrevivido a lo largo de la evolución sin cooperar ni comunicarnos, si no hubiésemos
manifestado un comportamiento social con otros individuos.
Mientras hacemos música, volvemos a vivir todas esas
experiencias y ponemos en marcha todas esas funciones sociales, es decir,
averiguamos qué quiere el otro o qué intenta o qué desea o qué cree, sin que
nos lo diga explícitamente. Hay experiencias emocionales en las que después de
hacer música juntos, todos nos sentimos felices mientras antes, en cambio,
quizás estábamos enfadados. Y el resultado de todo ello es esa especie de
cohesión social, nos gustamos más que antes, estamos más unidos que antes,
confiamos más los unos en los otros, pensamos que el otro nos ayudará cuando
nos sintamos solos o tengamos un problema.
Eduard Punset:
¿Podríamos decir que si habláramos menos y
escucháramos más música habría más altruismo en la sociedad?
la gente no puede mentir con la misma facilidad cuando
canta
Stefan Koelsch:
Creo que deberíamos hacer ambas cosas, si bien es
cierto que existen algunas sociedades donde, si dos personas están enemistadas
y acuden a los tribunales –no es un tribunal real porque no tienen la
organización social que tenemos nosotros– se espera de ellos que canten, no
pueden pelearse. Bueno, pueden exponer el motivo del enfrentamiento pero tienen
que cantar el motivo de la pelea.
Eduard Punset:
Así es, resulta increíble.
Stefan Koelsch:
Porque la gente no puede mentir con la misma facilidad
cuando canta y se enfrentan unos a otros de una manera mucho más cooperativa,
de un modo que tiene mucho más sentido que cuando simplemente nos gritamos.
¿Nacemos con la música?
Eduard Punset:
Esto me lleva a una pregunta muy importante para la
que imagino que aún no tienes una respuesta definitiva. Me gustaría saber si
se trata de una capacidad innata o si es algo que adquirimos, quiero decir,
la capacidad de entender la música.
Hay un famoso experimento –algunos miembros de tu
equipo participaron en él también– que muestra cómo bebés de sólo tres días
pueden reaccionar a la música. Así que, realmente, si alguien que tiene sólo tres
días puede reaccionar a la música probablemente estamos hablando de algo que es
innato, ¿no?
Somos de forma innata, desde lo más profundo de
nuestra naturaleza, criaturas musicales
Stefan Koelsch:
Estoy totalmente convencido de ello, sí. Somos de
forma innata, desde lo más profundo de nuestra naturaleza, criaturas musicales,
muy musicales, todos nosotros. Y hay una buena razón para ello: además de que
nos permite desempeñar todas esas funciones sociales mientras hacemos música,
también necesitamos esas capacidades para aprender a hablar.
Cuando nacemos, no sabemos qué significa “pechos”,
“leche”, “beber” o “sorber”, pero aprendemos a hablar al escuchar los sonidos
musicales del lenguaje y así es como los niños aprenden a hablar, escuchan la
música del habla y al hacerlo también entienden el lenguaje. No es el único
aspecto del lenguaje que…
Eduard Punset:
Que aprenden.
Stefan Koelsch:
Sí, no es el único aspecto del lenguaje que aprenden
pero, evidentemente, es algo muy importante. Afortunadamente somos muy
musicales porque sino nos costaría mucho aprender a hablar o aprender idiomas.
Eduard Punset:
Es gracioso porque lo que dices es que hay una especie
de canción, una especie de forma musical de hablar con los bebés como lo hacen
las cuidadoras: “ah, ah, ah, ah, ha, ha, ha”, ya sabes, en realidad no les
hablas, más bien les cantas.
Y según parece, dices que esto es lo que entiende el
bebé. Se ha demostrado que cuando las madres hacen “tanananananana” al hablar
con sus hijos, esto es muy bueno.
para que nos entiendan es importante jugar con la
entonación
Stefan Koelsch:
Bueno, está claro que para que nos entiendan es
importante jugar con la entonación. No sólo los adultos se entienden mucho
mejor cuando no hablan con una voz monocorde sino que le ponen una cierta
entonación y ritmo. En el caso de los niños, también es muy importante pues hay
estudios que demuestran que si los padres no hablan con sus hijos jugando con
la entonación los niños son mucho más susceptibles de padecer trastornos del
habla y del lenguaje.
Eduard Punset:
Es increíble, ¿verdad? Es fantástico.
Stefan Koelsch:
Sabes, sólo con escucharte –“increíble”, “¿acaso no es
fantástico?”, “increíble”, “¿acaso no es fantástico?”–, ya hay un cierto ritmo
y, además, tienes una voz muy melódica, tu voz sube y baja, sabes, me muestras
subiendo y bajando el tono, yendo más rápido y más despacio, dónde están los
límites de las frases, dónde se acaba la frase, cómo te sientes, cuánto deseas
que algo ocurra, qué deseas, cuáles son tus intenciones, y cosas semejantes.
Eduard Punset:
¿A quién se le ocurriría entonar una melodía para
pedir una pizza en el restaurante? Hasta hace poco, creíamos que la música solo
servía para transmitir emociones, pero Koelsch ha demostrado que también puede
comunicar información semántica, como las palabras.
Si después de oír la frase "me gusta el café con
azúcar" nos dan a elegir dos palabras ("leche" o
"cortina"), siempre escogeremos "leche" porque tiene más
coherencia semántica con la frase. Esa coherencia desata una reacción en el
cerebro que se puede medir y que sucede también al escuchar música.
Por eso, después de escuchar el Terceto de cuerdas de Schönberg,
todo el mundo elige la palabra "aguja". Resulta que Schönberg había
dicho que esa música era una descripción de las punzadas que había sentido
durante un infarto.
Stefan Koelsch:
A menudo, cuando hablamos de emociones utilizamos
palabras para referirnos a algo que sentimos en nuestro cuerpo. Wittgenstein
lo denominó “Empfindung” (“sensación”, en castellano).
Cuando utilizo una palabra para referirme a una
sensación de mi cuerpo y tú utilizas la misma palabra, ¿cómo puedo estar seguro
de que nos estamos refiriendo a lo mismo?
Ahora bien, cuando utilizo una palabra para referirme
a una sensación de mi cuerpo y tú utilizas la misma palabra, ¿cómo puedo estar
seguro de que nos estamos refiriendo a lo mismo? Dado que no existe una
correspondencia unívoca en el cerebro entre nuestras sensaciones, por un lado,
y nuestros centros lingüísticos, por el otro, tiene que producirse una transformación
de la información desde las sensaciones al…
Eduard Punset:
Lenguaje.
Stefan Koelsch:
Al código lingüístico.
Eduard Punset:
Y nunca se sabe…
Stefan Koelsch:
Y nunca se sabe. Pero, ¿y si utilizamos la música?, ¿y
si utilizo la música para evocar algo en ti, sensaciones o “empfindung”
que se parezcan a los “empfindung” y sensaciones que tengo en mi cuerpo?
A veces, la música puede hacerlo mejor. Con la música podemos comunicar esa
información incluso sin que se vea distorsionada por las palabras.
el lenguaje es un instrumento maravilloso para
confundir a los demás
Eduard Punset:
De hecho, a menudo le digo a la gente o les recuerdo
que el lenguaje no es como ellos creen, algo para hacerse entender sino que es
un instrumento maravilloso para confundir a los demás. Creo que en el caso de
la música no se puede decir lo mismo, es más veraz.
O sea que, realmente, si niños que sufren autismo
pueden comunicar con otros mediante la música de una manera que no lo pueden
hacer con las palabras, si ellos pueden empatizar, ponerse en el lugar de los
demás entonces, yo creo que no hay ninguna duda de que no tienen más que ganar
con la música y no es seguro que siempre sea así con las palabras.
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